El Conde Lucanor es una obra literaria muy popular de hace varios siglos. Inspirada por ella, llega esta aventura de Baroque Decay, con Ratalaika Games al frente de la versión de Nintendo Switch. Todo queda por aquí cerca, por lo que es normal que sea un juego que llame nuesta atención, y más si llega en castellano (algo que era evidente pero que nunca está de más mencionar).
Era una noche tranquila y todo cambió
¡Ay! El oro, la fama, el poder… Todo lo tuvo el hombre que en su dia se autoproclamó el Conde Lucanor. Mas sus ultimas palabras no fueron muy afortunadas “¿Mi tesoro? Lo dejé todo allí, buscadlo si queréis, ¡será de todo aquel que sea mi digno sucesor y lo encuentre!” Y así, todos los cazafortunas fueron rumbo al castillo del conde para encontrar el tesoro y el título. Tras esta introducción pirata, nos situamos en la historia. Hans, nuestro protagonista, es un chaval que en un alarde de rebeldía adolescente decide irse de casa para dejar de ser pobre, llegando a conocer por el camino a varias personas un tanto variopintas y llegando a un castillo guiado por un pequeño duende azul.
Parece que la fortuna nos sonríe. Si conseguimos averiguar el nombre del acompañante del conde nos espera la oportunidad de heredar su título y fortuna. Una misión que parece sencilla, mas el castillo se encuentra casi sin ninguna lucecilla. Colocar velas es uno de los puntos clave del juego, para ir sobre seguro en algunos pasillos y habitaciones. El progreso es algo libre, pero hay cierta linealidad al principio, ya que hay que ir esperando a que aparezcan personajes que nos darán objetos indispensables para avanzar, mientras que otros tendremos que conseguirlos nosotros explorando y resolviendo pequeños puzles.
Sin embargo, no estamos solos. Parece que las trampas y las cabras no son un estímulo suficiente para la dificultad del juego, por lo que una vez nos hemos hecho al castillo y seguramente antes de que nos demos cuenta, aparecerán los funcionarios (suena mejor de lo que es en realidad) y nos pondrán en más de un aprieto, obligándonos a escondernos en algunos lugares para no ser descubiertos y eliminados rapidamente. Y cuidado con el camarlengo rojo, es letal.
Escóndete para llegar a ser conde
Por lo tanto nos encontramos ante una aventura en la que la mentira abunda, los puzles están en cada habitación (aunque ninguno requiere mucha habilidad o conocimiento) y que cuenta con algunos detalles y personajes muy peculiares y dignos de nuestra atención. Además, contamos con una tensión extra, y es que no se puede guardar siempre que queramos y en cualquier lugar, sino que hay que ir a la fuente central del castillo y echar una moneda y sí, son limitadas. Es un aspecto que al principio nos pondrá un poco en tensión, pero al que luego nos acostumbraremos. Además, dicen que por aquí los burros cagan oro.
Hay otros aspectos a tener en cuenta: nuestro inventario, las relaciones con las personas y alguna que otra misión secundaria. Al terminar el juego nos esperan cinco finales diferentes y, pese a que las elecciones finales influyen en la mayoría de ellos, hay otros a los que solo se puede llegar si se han completado ciertos objetivos. Todo está en nuestra mano y el juego nos transmite que lo que hacemos nos hará llegar a un lado u otro. Eso sí, el viaje no será muy largo, y en unas tres o cuatro horas podemos haberlo completado sin problemas.
La atmosfera del juego está muy bien lograda entre efectos de luces, sombras, música y rincones. El estilo gráfico puede no ser del agrado de todo el mundo, pero es más resultón de lo que puede parecer. Otro aspecto al que cuesta hacerse es al movimiento del personaje, algo lento en mi opinión, pero que imagino que tiene un motivo claro para las situaciones del castillo. Por lo demás, los pocos problemas de optimización a Nintendo Switch, que los hay, están siendo ya solucionados y el parche saldrá este mismo mes de octubre, por lo que aquellos que vayais a jugar, esperad un poco para que no tengáis ningún problema, sobre todo al final del juego.
The Count Lucanor es una aventura interesante, con un cambio de apariencia que, de no existir internet, sorprendería, y con varios finales y decisiones en nuestro camino. Un poco de sigilo, un poco de exploración y algunos puzles y objetos nos llevarán a vivir una corta pero intensa aventura que luce muy bien ya sea en modo portátil o en sobremesa.