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Wolfenstein II: The New Colossus

Machine Games, Bethesda y por supuesto Panic Button (culpables de esta versión para Switch) han traído la mejor aventura de William Blazkowicz hasta la fecha. Wolfenstein II: The New Colossus es, posiblemente, el mejor shooter para un jugador que os podéis echar a la cara en la consola y toda una lección sobre cómo portear un título tan potente en lo visual a una consola de tan solo 400 gramos contando los Joy-Con (300 sin ellos).

Nazis alternativos

No, no es que los ultraderechistas se hayan vuelto unos modernos, nos referimos a que todos los Wolfenstein, desde el primero hasta este último, se desarrollan en una realidad paralela a la nuestra donde Hitler y todos sus seguidores han ido imponiendo sus ideales y estilo de vida gracias a su dominio de la tecnología, aunque siempre habrá hueco para la esperanza gracias a una cada vez más ruidosa resistencia a la cual encabezamos.

Si no jugasteis Wolfenstein: The New Order, precuela directa del título que nos ocupa, mal, pero si no os quedó más remedio, tranquilos, porque The New Colossus, entre sus numerosas secuencias de vídeo, incluye una donde se nos contará a modo de resumen la historia de aquel juego.

La amenaza que representaba Calavera ya ha sido eliminada, pero en su lugar la comandante Engel se ha alzado en el poder. Entre tanto, nosotros, en la piel de Blazkowicz, también llamado Blazko, B.J., Billy, William o nuestra preferida, Terror Billy, vemos cómo el éxito de nuestra anterior campaña nos costó casi la vida. Paralíticos como estamos al principio, lo primero será liberar el Martillo de Eva (nuestro submarino y también base de operaciones) de los alemanes.

Armados con un exoesqueleto lograremos nuestro objetivo, pero a costa de una importantísima baja en nuestras filas.

A partir de este instante comenzará una cruenta, divertida y profunda por momentos historia que nos llevará por las calles (y alcantarillas) de Manhattan, Roswell (sí, la de los platillos volantes), Mesquite (Texas), Nueva Orleans y hasta Venus, porque si de algo puede presumir Wolfenstein II es de haber traído consigo una alocada variedad en cuanto a escenarios y diálogos se refiere.

The New Colossus es un juego para mayores de 18 años, algo que quedará patente desde los primeros minutos de juego donde ya la sangre y las conversaciones cargadas de connotaciones sexuales y violentas estarán más que presentes.

Sembrando el terror

Wolfenstein II es un juego únicamente para un jugador, lo que significa que sus desarrolladores han podido centrar todos sus esfuerzos en cómo nosotros, o mejor dicho, Terror Billy, se encargará de dar su merecido a los nazis.

Para ello contaremos con un sistema de control sencillo, útil e intuitivo, que, sin embargo, en ningún momento mostrará todo su potencial salvo quizás en los niveles de dificultad más elevados (hay 7 de estos niveles para elegir).

Esto es así porque, queramos o no, Wolfenstein II es un juego pasillero de los de ir a matar. Eso que aprendemos al principio en su pequeño tutorial de agacharnos para mirar por una rendija en el suelo enseguida no será más que un lejano recuerdo, y así con deslizarnos en carrera, la patada descendente, lanzar hachas, etc.

Por supuesto, usar estas habilidades o no depende de nosotros mismos, pero la mayor parte del tiempo os la pasaréis disparando desde la cintura sin ni siquiera usar la mirilla, y acertaréis al enemigo, algo posible en Nintendo Switch gracias a que en esta ocasión y al contrario de lo que pasara en su día con DOOM, a donde llegó con un parche, la opción de apuntar mediante el control por movimiento está habilitada desde el primer momento.

Podéis usar los Joy-Con y sentir que empuñáis un arma (vibración HD incluida), o también jugar estilo Splatoon usando el giroscopio para, simplemente, ayudaros a la hora de apuntar. De hecho, nosotros hemos jugado así casi todo el tiempo y la experiencia ha sido sumamente satisfactoria.

Esto hace que esta versión sea la que mejor manejo tenga en consola (en PC con ratón y teclado ya es otra historia) y es algo que muchos agradeceréis. Lejos de resultar anecdótico, este método de control será a buen seguro el que muchos elijáis.

Así le sacaréis el mejor partido posible a las más de 10 armas distintas que encontraréis y mejoraréis durante vuestra aventura. Todas ellas tienen 3 grados de mejora posibles y no hay ninguna igual a otra. Además, podéis empuñar una en cada mano, lo que os convertirá en el puto rey de la fiesta.

Incluso podremos mejorarnos a nosotros mismos bien avanzada la trama. Así llegará un momento en el que elegir entre si queremos conseguir la coraza ariete, que romperá algunas puertas selladas, los zancos, que nos permitirán llegar a lugares altos antes inaccesibles, o el arnés constrictor, para reptar por huecos sumamente estrechos.

Esto hará que revisitar ciertas zonas tenga premio, y tranquilos, porque al final podréis conseguirlas todas.

También habrá tiempo para las monturas, y aquí viene una de las pegas del juego, ya que, aunque vemos motos (conducimos una en un vídeo de hecho), helicópteros, gigantescos robots tripulados e incluso ovnis, nuestra habilidad a los mandos se limitará a llevar durante un breve periodo de tiempo un perro mecánico, el Panzerhund.

Siendo como es un juego con una campaña monojugador y nada más, dotarla de esta clase de variedad habría sido un más que agradecido añadido; sin embargo, nos tememos que no ha sido así.

Así es como saltaréis al ruedo, armados hasta los dientes y dispuestos a no dejar títere con cabeza.

Sabed, no obstante, que la variedad de enemigos tampoco es el punto fuerte de Wolfenstein II. La mayoría de tropas que encontraremos serán idénticas: soldados con uniforme negro portando metralletas o escopetas en su mayoría, otras algo más grandes que portarán armas pesadas y los oficiales, quienes darán la voz de alarma.

Estos serán una pieza clave en toda la trama. No solo acabar con ellos supondrá el fin de la oleada enemiga, sino que, cada vez que les demos boleto, dejarán caer unos códigos a canjear en la máquina Enigma, una máquina que es a su vez un minijuego (hay otro, una recreativa con el Wolfenstein original) y la manera de desbloquear misiones secundarias que tendrán lugar en zonas ya vistas y otras nuevas. Estas misiones secundarias, así como otras que nos den los miembros del Martillo de Eva, serán, en esencia, un más de lo mismo, así que tampoco esperéis un derroche de originalidad aquí.

A estos enemigos habrá que sumarle asimismo un par de diseños de robots, perros y cocodrilos, pocos, pero que os darán un buen susto.

Tampoco es que la inteligencia de los nazis sea muy elevada (ni aquí ni en la vida real, así generalizando), por lo que muchas veces la táctica de ir directos a por ellos será la mejor. También a veces haremos bien en detenernos frente a una puerta y ver cómo se nos van poniendo delante cual kamikazes mientras los cuerpos se apilan unos sobre otros.

Músculo machacanazis

A estas alturas y tras haber jugado a DOOM (aquí nuestro análisis) en Switch, ya sabréis que Panic Button es capaz de exprimir el hardware de esta pequeña gran consola como pocas.

Wolfenstein II: The New Colossus es, muy posiblemente, el juego de una third party que mejor se ve en la consola; bueno, con matices.

Gráficamente estamos ante una auténtica bestia siempre hablando de la plataforma en la que nos encontramos. Aún así, esta versión (vale, port) no escatima en detalles o efectos y su principal diferencia respecto a máquinas más potentes será la resolución, una resolución adaptativa que será capaz de lo mejor pero también de lo peor en ciertas ocasiones, máxime si hablamos del juego en portátil.

Si jugamos en modo dock, la cosa no irá a mayores; veremos todo de forma bastante detallada (y eso que hay cientos de objetos y detalles en cada sala, ambientación cuidada al milímetro) y el juego se moverá a unas más que fluidas 30 imágenes por segundo (en serio, no son 60 pero tampoco parecen 30).

La “particulitis” estará presente, pero sin abusar, y poca pega se le podrán poner a la iluminación, con efectos tan de las otras y PC como la niebla volumétrica, la oclusión ambiental o el de nuestra pupila contrayéndose al salir a una zona con más luz.

No han corrido la misma suerte las texturas, grandes sacrificadas de este juego. No es que sean malas, aunque algunas se han visto seriamente degradadas (las menos, por suerte), pero sí que uno de los trucos que usa de forma recurrente el título es cargar varias de ellas cuando ya estamos prácticamente encima.

El sonido sí se ha mantenido tal cual, lo que significa música guitarrera y frenética y un muy bueno pero posiblemente mejorable trabajo de doblaje al castellano.

Los efectos de sonido merecen mención aparte. Es un espectáculo auditivo oír cómo ruge nuestra ametralladora mientras las balas enemigas silban a nuestro lado, sin olvidarnos del engendro mecánico que está ascendiendo por la rampa o del sonido del mortal láser que no nos ha chamuscado la jeta por muy poco.

Zusammenfassung

Wolfenstein II: The New Colossus no solo es una cara bonita, también es un señor juegazo para un jugador.

Puede que tenga una historia que no sepamos muy bien si quiere tomarse en serio o no (normalmente no, pero a veces B.J. tiene cada monólogo interior que…), o que la variedad de misiones y enemigos no sea para tirar cohetes, pero tiene otras muchas y muy buenas virtudes.

Es imposible no cogerle cariño a casi todos los personajes (¡Max Hass!), la ambientación es soberbia, el control impecable (aunque desaprovechado en parte) y la jugabilidad exquisita.

No contando con más modos, no habría estado de más dotar de más variedad al modo historia, que no todo fuera disparar y disparar, pero al menos compensa esto con los innumerables coleccionables (desbloquean canciones, bocetos, juguetes mara Max…) y la posibilidad de visitar nuevas zonas aunque sea en las mismas ciudades gracias a la máquina Enigma.

En Switch cuenta con varios puntos que deberían colocarlo por encima de otras versiones si dejáis de lado que no se vea tan nítido como en los demás sistemas, como la siempre agradecida portabilidad, la vibración HD o su apuntado por movimiento, algo que ya muchos nintenderos consideramos indispensable (se puede desactivar, por cierto).

El juego de Blazkowitcz ha demostrado que casi nada es imposible en Switch (casi, ojo), y además ha resultado ser uno de los shooters más redondos que hemos jugado en mucho tiempo, ¡y sin multijugador!

Claro que esto último no será del agrado de todos.

Solo nos resta pedirle a Bethesda que también nos traiga (prontito, si puede ser) las expansiones de este The New Colossus y, ya de paso, el próximo Youngblood. Seguro que sabremos recompensarles.

Escrito por
Señor Bichos para ti.

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