Una isla repleta de mininos cuyo leitmotiv es conseguir la mayor colección de peces posible. Eso es Whisker Waters, una aventura de pesca ligera y aparentemente cuqui embutido en la híbrida de Nintendo que gracias a Merge Games y Tesura Games nos han traído en formato digital y físico desde el pasado 26 de abril.
En busca de la diversión
La primera toma de contacto ya nos anticipa que no estamos ante la versión ideal del juego de Underbite Games. Un editor de personajes austero en lo gráfico que convierte a esos gatos en angulosos felinos con texturas de dudosa calidad. A pesar de sus completas opciones en las que incluso elegimos raza y estiramos cuanto queramos sus bigotes, sentimos como si no fueran más que un cascarón vacío. Y es precisamente lo que se transmite durante toda la aventura, alejados por completo de la viveza y credibilidad de la fauna vista en Animal Crossing: New Horizons.
Hacen porque esto no sea así con unos habitantes de la isla encomendando recados varios (es principalmente lo que haremos) pero la artificialidad de los gatos y sus conversaciones no ayudan a que la sensación mejore. Claro, todo esto con un apartado visual totalmente roto en Switch, muy lejos de las versiones “mayores” de otras plataformas, que le acercan más a varias generaciones pasadas. Lo bonito de sus imágenes previas queda en texturas pobres, polígonos mal vestidos y flora de cartón. Incluso las idílicas cataratas que vemos al fondo se muestran inertes hasta que estamos a un par de metros de las mismas.
Y aún con eso el rendimiento, la cámara y los tiempos de carga (hasta diez segundos para entrar a tu casa) con trompicones adicionales momentos después confirman que algo no está funcionando bien. Y a medida que avanzamos esto se incrementa con unos menús confusos, pixelados, repletos de imágenes mal integradas con problemas en sus transparencias y acciones del personaje algo robóticas. Esto podríamos incluso dejarlo a un lado si su núcleo funcionara, porque Whisker Waters a fin de cuentas es un título de pesca… pero se queda en algo demasiado superficial.
Resulta confuso saber qué pez picará el anzuelo, cuándo tirar de él por un feedback dudoso y el empleo de cebos no está muy bien explicado. Una lástima teniendo varios modelos de cañas, cierta evolución con los tipos de cebos y peces con sus preferencias por ellos. Whisker Waters se siente un producto al que le queda cocción, no sólo en lo técnico y poco pulido de sus mecánicas, si no también en la estructura de los quehaceres varios.
Hay múltiples islas a visitar con sus propios peces y habitantes. Incluso enemigos que bloquean el paso a ciertas zonas con un combate que no podría ni llamarse así. Pero lo que peor llevamos es recibir una misión de, por ejemplo, recoger frutas y no saber qué hacer. Es la primera de ellas, pero no hay indicaciones de ningún tipo por lo que toca vagar por la isla con la esperanza de ver la luz (y así con todas). Hay árboles con sus frutos pero no podemos hacer nada con ellos. Sólo, en función del ángulo de la cámara que controlamos nosotros, agudizando la vista veremos alguna manzana caída oculta entre las hierbas del suelo.
Queda claro que hay problemas para llevar a Switch ciertos juegos bien sea por limitaciones de la máquina, del motor o alcance del equipo de desarrollo pero a la hora de publicar un producto habría que filtrar mejor. Como conjunto hay muchas cosas por pulir jugablemente que, con algún tiempo de desarrollo por delante podría mejorar sensaciones, pero ese envoltorio bonito que vendía Whisker Waters queda totalmente deslucido en la híbrida otorgándole un aspecto pobre que no incita mucho a pasear y pescar, al menos de momento, por mucho que nos apetezca hacerlo, y es, por lo tanto, mejor hacerlo en otra plataforma..
Versión del juego analizada: 1.0.1