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The Legend of Zelda: Breath of the Wild – Pase de expansión Parte #2 – La Balada de los Elegidos

Por fin está entre nosotros la segunda parte del DLC del aclamado juego de Wii U y Nintendo Switch The Legend of Zelda: The Breath of the Wild. Tras una primera parte que ya pudimos disfrutar en verano, llega La Balada de los Elegidos, la misión extra prometida, con nuevo contenido tanto de historia como de música y otras cosas. Sin embargo, la expectación nos ha jugado una mala pasada, y que esperábamos poder jugar lo que pasó 100 años atrás y, sin embargo, el DLC se limita a plantearnos una serie de misiones cuya recompensa es, entre otras cosas, un pequeño retazo de la relación entre los elegidos y Zelda, concretamente el momento en el que la princesa les comunica que han sido elegidos como… como eso, como los elegidos.

The Legend of Zelda: Breath of the Wild – Un juego de rol que empieza justo al final

Antes de nada, conviene hablar un poco del planteamiento general de Breath of the Wild. En muchos juegos de Rol, especialmente los de tipo japonés, la trama se divide en varias secciones claramente diferenciables y, cuando toda la tensión llega a su clímax, se nos abren todas las zonas y el propio juego nos invita a prepararnos para la batalla final. El enemigo está ahí, accesible, pero hay unas cuantas misiones de End-Game que nos permiten mejorar nuestro equipo. Algunas de estas, como ocurre frecuentemente en la saga Final Fantasy, son incluso más desafiantes que el propio jefe final.

En cierto sentido, The Legend of Zelda: Breath of the Wild es un juego que parece empezar directamente en esa fase de End-Game. Toda la historia ya ha sucedido 100 años antes, con una victoria pírrica y temporal de la princesa Zelda sobre Ganon para darnos tiempo para poder prepararnos y derrotarlo. Desde el principio tenemos accesible el enemigo final, pero es conveniente que nos preparemos bien para la batalla. En este caso, la preparación nos brinda además conocimiento sobre la historia de hace 100 años, la cual es bastante interesante y el tratamiento de los personajes (especialmente Zelda, Link y Mipha) es muy curioso y original. Cierto es que al estar narrada de esta forma, la historia se queda en algo superficial, pero también contribuye a potenciar la sensación de aventura sin que las distracciones de un argumento demasiado intenso nos distraigan.

Nosotros pensábamos que La Balada de los Elegidos nos iba a dar esos 100 años más y, sin embargo, lo que nos da es un peldaño más en nuestra preparación contra Ganon, con un poco más de información sobre los elegidos. ¡Pero muy poco! Las decepciones son comprensibles, pero la realidad es que el contenido extra de la suma de ambas partes del DLC se ajusta al precio con el que se ha vendido. El problema, quizá, es que los fans de Nintendo somos insaciables.

La Balada de los Elegidos al detalle

Sobre el DLC, lo primero a lo que tenemos que enfrentarnos es a cuatro templos normales. La dificultad de estos reside en que se han de hacer con un arma especial que mata de un golpe, que tiene solo dos cargas (aunque se regenera con el tiempo), que no podemos quitarnos y que nos deja con un cuarto de corazón. Esto significa que podemos matar a dos enemigos de un golpe, pero luego seremos vulnerables. También es sinónimo de que vamos a ver la pantalla de Fin de Juego mucho más de lo normal, porque cualquier error nos va a llevar a ella y a darnos cuenta de que los tiempos de carga de Breath of the Wild, sin ser eternos, no son todo lo fluidos que nos gustaría.

Las cuatro situaciones son despejar una zona de enemigos y completar un templo. Lo repetimos cuatro veces y entonces liberamos la verdadera misión extra. En esta fase preliminar, el objetivo es volver a aprender a jugar. Al tener solo un golpe de resistencia, tenemos que aprender a la fuerza las técnicas clave del combate: el sigilo, el disparo con arco en el aire y las técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Sin dominar estas tres disciplinas (o, por lo menos, el disparo con arco en el aire), vamos a morder el polvo constantemente.

Los templos son difíciles, más por el hecho de tener un cuarto de corazón que por su verdadera dificultad. Han aprendido una de las peores cosas de Super Mario Odyssey, que es obligarte a retroceder al principio de la fase por un error minúsculo. Algo que puede resultar algo frustrante, pero que también quizá nos ayude a meternos más en el juego. Lo bueno es que, una vez acostumbrados, ya estaremos de vuelta en Hyrule y lo disfrutaremos como 100 años… digo 9 meses atrás.

Una vez completada esta primera parte tendremos que ayudar a Niel a terminar de componer la balada inacabada de su maestro, que es La Balada de los elegidos. Lo ayudamos por telepatía o algo así, ya que en realidad nos dirigimos a los pilares que han aparecido, observamos las zonas que nos indican en unos dibujitos y, haciendo de cartógrafos, las marcamos en el mapa, realizamos el desafío de cada una de esas zonas y completamos el templo pertinente. Una vez completados los tres templos por pilar, tendremos que dirigirnos a la bestia divina y volver a luchar contra La Ira de Ganon correspondiente, con la limitación de equipo impuesta por Makkosh, el monje que nos encarga los desafíos.

Los desafíos son siempre uno de combate, uno de mini juego y uno de carreras (que consiste en atravesar unos anillos en un tiempo limitado, a lo starfox, con los diferentes vehículos disponibles -morsas, escudos-snowboards, paravela y traje zora). Siempre igual, pero siempre variados. Al completar cada una de estas cuatro mini misiones, se nos recompensará con una pequeña mejora del poder del elegido correspondiente. La mejora es que se cargan antes, no os emocionéis demasiado.

Una vez hechos estos 12 templos y los 4 jefes, se nos dará acceso a una última zona y un último jefe, con una recompensa final muy útil, pero que a estas alturas del juego de poco nos va a servir ya. Porque hay que destacar que La Balada de los Elegidos sólo estará accesible cuando hayamos completado las 4 bestias divinas.

Lo que es y lo que no es La balada de los elegidos

En definitiva, 16 templos nuevos, 4 potenciadores, 1 fase final y una recompensa final suculenta pero de poca utilidad a esas alturas es lo que nos proporcionará La Balada de Los Elegidos. Lo cual, en realidad, no es más que una excusa para poder volver a sumergirnos una vez más en el fascinante mundo de Hyrule.

Cumple su cometido como expansión, pero no es como lo fue en su día el DLC de Mario Kart 8, que nos proporcionaba casi un juego nuevo. Juegos de otras compañías, como The Witcher 3, sí que han proporcionado DLCs que expanden la historia y el mundo del juego. Tal vez esperábamos que Breath of the Wild no fuera menos y, sin embargo, este DLC no deja de ser una expansión superficial y no una especie de mini secuela, como son las dos expansiones de The Witcher 3.

Recomiendo esta expansión a quien se quiera volver a sumergir en Hyrule, pero no esperéis milagros. Es una expansión en el sentido más literal de la palabra y, como tal, es totalmente prescindible. Es decir, si la compras no creo que te arrepientas, pero si no la compras tampoco te va a faltar nada en tu experiencia por el mundo de Hyrule. Todo depende de las ganas que tengas de volver a visitarlo. En mi caso, ha merecido la pena y he disfrutado un montón, una vez pasada la decepción inicial. Y la recompensa final es una cosa que yo llevaba pidiendo desde que salió el juego, una lástima que se añada tan al final, haciendo inútil lo que de otro modo gozaría de una utilidad increíble.

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Escribo análisis de vez en cuando. Llevo haciéndolo desde los oscuros orígenes de la web, cuando por internet vagaban las hadas y los dragones y todo, todo, era mejor.

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