Con la Games Week trasladada a Barcelona, este año nacía Madrid Gaming Experience. Se trata de un evento que pretendía que la capital no se quedase sin su evento de videojuegos anual, ya que aporta pocas diferencias más allá del nombre con el evento barcelonés. Un evento que apuesta por los torneos de videojuegos a la vez que trae las novedades más recientes o que están a punto de venir. ¿Pero habrá conseguido Madrid Gaming Experience su cometido? Lo vemos a continuación.
La feria de videojuegos estuvo situada en un par de pabellones de IFEMA, tal y como ocurrió el pasado año con la Madrid Games Week y multitud de eventos similares. De primeras, ya antes de entrar nos encontramos con una sorpresa bastante poco agradable: el precio de la entrada, que rondaba los 12€ en preventa y puede llegar a cuotas cercanas a los 16€ si acudes el mismo día a las taquillas. Pero de momento, confiamos en que su precio se ajuste a lo que nos encontraremos dentro del recinto y daremos un paso adelante (a través de los tornos de entrada, claro).
Una vez dentro accedemos de forma directa al pabellón principal, donde se desarrollan la mayoría de torneos disponibles. Destacan especialmente los de PC como League of Legends, que cuentan con un repertorio enorme de sillas frente a una enorme pantalla. Otros juegos como FIFA cuentan con una disposición similar, mientras que algunas zonas son más discretas como la dedicada a Nintendo, que ofrece torneos de Super Smash Bros. para Wii U y Mario Kart 8.
En medio de todos estos torneos, que se reparten de manera más o menos homogénea, encontramos también un gran stand dedicado a Skylanders, y uno aún mucho más grande de la tienda de Game, que prácticamente ocupará la mayor parte de nuestro campo de visión en cuanto entremos.
Si nos vamos al otro pabellón, encontraremos un “cajón desastre”: las típicas tiendas de merchandising se mezclan con una zona retro con una sorprendente alta cantidad de consolas y máquinas de arcade que permiten a todo visitante de la Madrid Gaming Experience echar un buen rato en la zona de juego. Pero en este “cajón” también encontramos a su vez algunos puestos de tiendas más “artesanales”, stands de cursos y universidades junto a algunos puestos propios de desarrolladores indie. Una distribución un tanto caótica en la que, al menos, su contenido era bastante aceptable.
En general, podemos decir que el ambiente era bastante bueno: se puede caminar con facilidad de una zona a otra observando a los distintos visitantes, y en especial aquellos con cosplay de todo tipo de personajes. Pese a estar bastante lleno en algunas ocasiones, lo cierto es que no había una sensación de agobio para ir de un lado a otro, aunque también es cierto que durante la ausencia de torneos la cantidad de gente disminuía considerablemente.
Como conclusión, calificaría a la Madrid Gaming Experience con un aprobado medio. Aunque el contenido es de agradecer y la calidad de los expositores era generalmente buena, no llega a tener una calidad equiparable al precio que se pide por ella. Una variedad más alta de actividades, diversidad en los torneos y no caer en los tópicos de todos los eventos de videojuegos haría sin duda que eventos de este tipo se pudiesen disfrutar mucho más y, por supuesto, a un precio asequible.