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The Lost Child

La clásica lucha entre el bien y el mal llega a la Tierra y está vez es Hayato quien se encargará de hacer de mediador entre ambas fuerzas. The Lost Child es un RPG a la antigua usanza, con sus batallas aleatorias que hacen que nos desesperemos y un combate por turnos que no innova mucho el panorama actual; eso sí, con algún detalle que otros juegos deberían tomar como ejemplo, por romper una lanza a su favor.

El bien y el mal

La historia comieza con el protagonista, un joven periodista, investigando una extraña desaparición en el metro. Tras entrevistar a las personas de su alrededor y después de sufrir un percance con el metro, descubre una misteriosa maleta. Cuando vuelve a su oficina conoce a Lua, un ángel enviada por Dios para ayudar a Hayato en su misión de combatir el mal. Juntos salen a la calle y Hayato abre la misteriosa maleta, la cual contiene un arma divina que permite capturar a los demonios que encuentra a su paso, así como también una tablet donde almacenarlos.

Así comienza The Lost Child, un historia algo confusa, ya que son muchos los argumentos que se cruzan en la vida de Hayato y que no dejan ver con claridad una línea principal que seguir. Si bien se basa en ir aceptando encargos de investigación de la oficina, otros argumentos que no se pueden diferenciar entre principales o secundarios hacen que no se pueda distinguir con claridad una única línea. A esto hay que sumar que el juego está en inglés y, a pesar de no ser un registro muy elevado, dificulta la comprensión de la trama.

No todo va a ser malo

Dejando a un lado el problema del argumento, The Lost Child nos presenta una característica muy interesante, pues Hayato puede capturar a los demonios con su pistola para convertirlos en sus aliados. Esto es una acción que nunca pasa de moda en los RPG, pues la posibilidad de tener numerosos personajes jugables siempre es un buen atractivo. Para poder manejarlos, sólo es necesario purificarlos con karma, la experiencia que ganamos por cada combate. En cierto punto del juego, entran en acción los ángeles caídos, a los cuales no podemos capturar en un primer momento, pero que tras una modificación en el arma, sí que podremos hacerlo. Hay que tener en cuenta que para añadir a uno de estos seres a nuestro equipo es necesario consumir energía de la tablet, de modo que los cambios están limitados.

Si por alguna desgracia, nuestros nuevos compañeros caen en combate, sólo es necesario volver a purificarlos para que vuelvan a luchar. No obstante, esto no puede ser tan fantástico, pues tendremos que volver a gastar karma y batería de la tablet. Ahora es cuando llega uno de los aspectos que hacer que el juego tenga cierta «salavación», pues si bien sólo pueden combatir tres junto a Hayato y Lua, podemos guardar aliados de más en la recámara y alternarnos durante en el combate sin coste alguno, en cualquier momento y sin sanción de turno. Una de las pegas de los RPG con muchos personajes es que nunca tenemos la sensación de poder jugar con todos, sin embargo, esta característica supera esta barrera.

Quemando karma

Además, estos acompañantes se puede fortalecer con el karma que vamos ganando en las batallas, y conforme van luchando, desarrollan nuevas habilidades que usar en combante. Cuando llegan a cierto nivel, no pueden subir más, pero gracias un objeto especial pueden subir de rango y volver a empezar desde el nivel uno con más potencial que antes, aunque con las características mermadas. Subir el nivel de las capturas es fácil, pero a Hayato y a Lua les cuesta un poco más, lo cual es un problema si tenemos en cuenta que si Hayato muere se acaba la partida, es por ello por lo que se hace aburrido tener que subirlos a niveles altos para poder sobrevivir, más aún si hablamos de los jefes y su fuerza desmesurada.

Por si las batallas aleatorias no fueran ya suficiente desgracia, los escenarios son aún peor, pues se trata de un sistema en primera persona con un movimiento de los más incómodo. Eso sí, siempre tenemos nuestro objeto de teletransporte que hacen esta tragedia un poco más amena; pero sólo un poco. Ya podemos equiparnos con ellos porque como nos perdamos y queramos salir sí que vamos a necesitar un milagro para no desesperar en el intento.

En definitiva, The Lost Child es un RPG de toda la vida, con sus defectos de toda la vida a un precio para nada asequible, pues si por lo menos tuviéramos el aliciente de que por unos poco euros podemos contar con la maravillosa ventaja de jugar con muchos personajes y perdonar sus pequeñas molestias como los niveles laberínticos o sus jefes de dificultad extrema, pues nos lo podríamos pensar.

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