Tras debutar este julio en nuestras consolas y sorprendernos a base de golpes, Donkey Kong Bananza crece con un DLC de nombre tan rimbombante como los de las Switch 2 Edition: Donkey Kong Bananza: Isla de DK + Caza de esmeraldas. Ahora toca ver qué ofrece y cómo se siente.
Una isla de 64 puntos
Una vez que hemos completado la campaña principal de Bananza, el juego nos abre nuevas posibilidades en su posgame con más plátanos, más desafíos y una nueva ruta hacia un nuevo final. En ese momento, con el DLC adquirido aparece un nuevo escenario en la superficie del planeta: la isla DK, el escenario protagonista de Donkey Kong Country Returns HD, parcialmente de Donkey Kong 64 y de otros juegos de la franquicia más mona de Nintendo.
Nuestro primer objetivo debe ser explorarla, conseguir los puntos de viaje rápido y ver qué zonas contiene, algunas claras referencias a los clásicos del personaje. Eso sí, también nos espera un ser con forma de plátano que nos ofrece una secuencia de diálogos encriptados que tenemos que descifrar para poder superar ciertos desafíos, y con ello al final desbloquear un accesorio cosmético exclusivo. Pero entre toda la isla, hay una pequeña zona en la que una choza nos sorprende… y es que Void Kong ha vuelto.
En un extraño movimiento que nadie en su sano juicio puede entender, decidimos hacer millonario al modo capitalista buscando esmeraldas que sustituyen al banadio por la isla Kong en una serie de desafíos temporales. La gracia de esta forma de jugar es que tenemos una serie de retos de tiempo que funcionan por oleadas, y en cada una de ellas debemos llegar a cierto número de esmeraldas para continuar, sino toca empezar de nuevo. Al final, cuando se acaba el tiempo en función de nuestro trabajo se nos da una calificación, chips de banadio para comprar pepitas o estatuas para la isla a través de Squawks, y también mejoras para nuestras próximas partidas.
¿Rogue o arcade?
Si a esas mejoras permanentes (o desbloqueables, ya que también iremos desbloqueando escenarios que formaban parte del juego principal base e incluso varios desafíos diferentes y más complejos dentro de cada uno de ellos) le sumamos que en cada partida hay una serie de mejoras que podemos elegir de un set al azar al conseguir fósiles y que todas las mejoras clásicas del personaje deben obtenerse pagando con chips de banadio verdes, está claro que estamos ante el funcionamiento clásico de un título roguelike.
Sin embargo, se siente quizás algo más arcade porque aquí el margen de superación no es tan exigente, y seguramente no fracasemos en nuestros primeros intentos (o puede que en ninguno) de los desafíos que nos esperan en cada fase, por lo que realmente se siente como una experiencia arcade con fases, al más puro estilo modo extra como Mercenarios de Resident Evil.
Los que esperaban algo más de cameo retro, nuevos niveles tradicionales o algún tipo de multijugador o añadido de campaña seguramente queden algo decepcionados, pero para la persona que ha disfrutado mucho este juego y quiere seguir atrapada en él más tiempo para conseguir buenas calificaciones y romper el escenario una y otra vez, la verdad es que es un modo muy acertado.
Banaza: Isla DK + Caza de esmeraldas es un contenido que no tiene en mente a todo el público del juego, pero que sabe complacer a una parte de este, especialmente a los amantes de las puntuaciones o a los seguidores de formatos roguelike de repetición. Una apuesta interesante que sin duda le va a dar más vida a este DK y que resulta bastante adictiva de jugar.
Versión del juego analizada: Nintendo Switch 2 (2.0.1)
