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Harvest Moon: Light of Hope

¡Damas y caballeros! ¡Pasen y vean! Con todos ustedes, directo desde Tokio a manos de Natsume, ¡la decadencia de la saga más importante de simulador de granjas! Masahiro Sakurai, al que personalmente prefiero llamar “papi”, hizo bien pasándose a Stardew Valley y alejándose de esta triste noticia que hoy vengo a daros. Harvest Moon: Light of Hope es la confirmación de que podemos dar por muerta la franquicia, o al menos desearlo. Rising Star Games es la encargada de traernos el juego a Nintendo Switch en perfecto inglés, porque las vacas mugen igual en castellano que en el idioma de Shakespeare.

Light of Nope

Nos despertamos heridos en un lugar abandonado, una mujer nos echa una mano y en menos de un minuto decidimos que vamos a quedarnos en ese sitio completamente desconocido para crear una granja. Esa es la historia grosso modo, aunque a partir de ahí vamos encontrándonos con distintos objetivos. El siguiente paso hacia la finalización del juego es encontrar unas tablas que se conectan al faro y hacen que se ilumine poco a poco, pero también debemos reconstruir la granja y el pueblo para que los habitantes vayan volviendo y así conseguir más recursos y energía para algunas de estas tablas.

No engaño a nadie si digo que la historia es lo más simple e innecesario del título, pero ahí queda. Hora de crear nuestra granja. Con la azada plantamos nuestras primeras diez semillas, a las que debemos regar recargando la regadera en el pozo de nuestra parcela. Parcela que, por cierto, está llena de hierbajos, piedras y troncos que podemos ir quitando conforme consigamos un hacha o un pico. Estos primeros pasos se realizan a modo de tutorial y, como podéis ver en la imagen de abajo, la propia Natsume no se toma en serio la importancia de la narrativa y decide incluir paso por paso cómo realizar la tarea que el personaje en cuestión nos pide, como si se le escapara sin querer por la boca y casualmente pasáramos por allí en ese momento y nos enterásemos. Qué cachondos.

Y he aquí el quid de la cuestión. Harvest Moon: Light of Hope podría seguir los pasos que tomó Ubisoft para la secuela de Watch Dogs y apostar por conocer el lugar que le corresponde y aprovecharse de su privilegiada situación para resultar en una entrega llena de comedia, buenrollismo y menos vergüenza ajena cuando juegas con más de siete años. Se sigue menospreciando y rebajando a un aura infantil, no relajada ni casual. Animal Crossing es una experiencia tranquila, Monkey Island decide romper la cuarta pared y mostrar su verdadera identidad, y Harvest Moon te hace preguntarte si quizás no estás mayor ya para cuidar de una granjita. Y no debería ser así.

Últimamente ando jugando a Farm Together, un indie español desarrollado por Milkstone Studios que mezcla de manera exquisita la búsqueda de relax que tenemos los jugadores que optamos por títulos de este carácter con el duro trabajo de llevar una granja con todos sus cultivos y animales. Harvest Moon: Light of Hope prometió volver a sus raíces y, quizás, dejar de sentirse tan vacío de espíritu como sus últimas entregas. Era una oportunidad perfecta y Natsume la ha desaprovechado. Si lo que queréis es cuidar animales, plantar unas cuantas semillas, regarlas cada día y recogerlas a la semana, tenéis juegos que hacen esto muchísimo mejor. Si buscáis la experiencia que trajo en su día para Super Nintendo esta franquicia tan famosa e importante, podéis desempolvar vuestra vieja consola y buscar el cartucho correspondiente. Aquí no se os ha perdido nada.

La dejadez pasa factura

El apartado gráfico de la franquicia ha ido cambiando y probando distintos caminos a lo largo de los años. Cada nueva consola permitía ir un poco más allá o enfocar este punto de maneras nuevas y más o menos acertadas. Harvest Moon: Light of Hope mezcla de forma muy extraña estilos artísticos 3D de las últimas entregas con el 2D más clásico, creando una especie de Don’t Starve con modelados en tres dimensiones desperdigados aleatoriamente por ahí que no pegan ni con mejunje Art Attack. Y más de lo mismo en cuanto al sonido, nada que destacar por ninguna parte, aunque tampoco es el apartado más importante en un género como este. Te quiero decir, si pones el mismo sonido a la hora de cosechar una lechuga y un nabo, no voy a tenerlo muy en cuenta.

Si con Resident Evil se bromea tachándolo de simulador de abrir puertas, Harvest Moon: Light of Hope podría definirse como “Pantallas de carga: el videojuego“. Cada conversación, y no hay pocas en la parte inicial del título, lleva su correspondiente pantalla de carga. Incluso entrar en nuestra propia casa supone hasta dos pantallas de carga seguidas. El ritmo de juego en un género como este debe ser rápido, y más jugándose en Nintendo Switch, donde la idea es entrar en la granja, ver qué tal va todo y dejarlo hasta la próxima. La cortada de rollo es brutal.

Los controles, además, resultan en ocasiones poco precisos. Colocarnos delante de un trozo de tierra para regarlo no supone mucho problema, pero cuando debemos hacer ese mismo paso cuarenta veces y absolutamente todas tenemos que acercarnos con cuidado para que la casilla marcada en el suelo sea la que nosotros queremos, la tosquedad resulta frustrante. Quizás podría haberse arreglado colocando el recuadro de acción bajo nuestros pies, y no delante del personaje, para poder colocarnos sobre cualquier planta y recogerla sin mayor problema.

La duración depende de cada uno de vosotros. Si queréis alargar las horas y montar una granja impresionante, os van a hacer falta muchísimas horas. Si preferís conseguir reformar medio pueblo y dejar el faro a medias porque tener un par de vacas frente a vuestra casa ya os hace felices, vais a dejarlo muy pronto.

Detalle por aquí, detalle por allá

Harvest Moon: Light of Hope no es un mal videojuego. Tiene su contenido bien escogido en cuanto a la granja en sí misma, y un sistema de progreso no muy difícil pero satisfactorio. El problema es que hay pequeñas, y no tan pequeñas, tonterías que, sumadas una tras otra, hacen difícil disfrutar del título. Las esperas con excesivas pantallas de carga, el tono infantil que emite por todos los costados, el apartado artístico tan cutre que se han sacado de la manga. Amigos míos, que llevamos más de 25 entregas, la excusa de ser primerizo no cuela a estas alturas. Hay errores de amateur que te hacen preguntarte si de verdad alguien quería que saliera este juego o lo hicieron simple y llanamente por seguir vendiendo aprovechándose del nombre de la saga. No sé qué depara el futuro a Harvest Moon, pero ojalá aprendan de los errores y decidan, por fin, volver a colocar a esta franquicia donde se merece: en lo más alto.

“A bit tired”, dice. Sí, cansado de tener que comerme otra pantalla de carga para que me digas que tengo mala cara. Me haces perder el tiempo y encima me insultas. Jeanne, usted es un ser diabólico.

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Algunos dicen que escribo bien, otros dicen la verdad. También soy DJ. Un poco mordaz, pero nada grave. Necesito un overclocking. Y gafas. Sobre todo gafas.

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