El 14 de febrero, día más que apropiado, llegó a la eShop de Nintendo Switch Degrees of Separation. Se trata de un juego de puzles y pequeñas plataformas donde deberemos alternar entre dos personajes, chico y chica, ambos herederos de sus respectivos reinos, pero con la diferencia de que uno domina el frío y otro el calor.
Una historia con trasfondo de fábula
Chris Avellone, quien ha trabajado en diferentes juegos como Fallout 2, Baldur’s Gate: Dark Alliance, Neverwinter Knights 2 o Torment: Tides of Numenera, es el responsable de la narrativa de este Degrees of Separation y eso se nota. Una historia aparentemente sencilla, 2 jóvenes unidos por un destino común y separados por su propia naturaleza que han de cooperar para descubrir qué les ha pasado a sus reinos, tendrá pequeñas pinceladas de un algo más que hará que al acabar cada sesión de juego nos demos cuenta de que no estamos solos en este mundo. A crear esta atmósfera de compañerismo y amistad, puede que de amor incluso al final pero nunca será algo obvio, contribuye una loable locución en inglés por Kira Buckland, voz también de Evie en Paladins y de 2B en Nier: Automata. Sin embargo, es cierto que sin esta voz en off parecería que estamos ante un simple juego de rompecabezas con una buena premisa inicial y poco más, de hecho, al final es eso, porque nunca se llega a ahondar en una historia que debería haber dado más de sí pero que, tras la secuencia de introducción, queda aparcada en exceso.
A esta agriduclce sensación contribuye el hecho de que, aunque haya muchos puzles a resolver, donde en todos ellos tendremos que llegar hasta bufandas de gente que vivió en las distintas zonas que visitaremos, como el castillo, un bosque, minas o un poblado con campos de labranza, la gran mayoría se rigen por la simpleza. Enciende esta lámpara que acciona esta plataforma, tira de esta cuerda, congela el agua… y poco más. No estamos, ni mucho menos, ante la sesudez de The Swapper, tampoco el juego, dada su estética de cuento, pretende llegar a esos niveles, pero habríamos aceptado gustosos que hubiera la mitad de bufandas a recoger si el hacerlo hubiera sido más difícil y original.
¿Metroidva…? No
Otra de las características de Degrees of Separation es que cuenta con mucho backtracking, o a veces hasta forwardtracking. Es decir, que habrá prendas que no podamos conseguir de primeras y a las que tendremos que volver tras obtener un poder específico. El problema viene cuando vemos que no hay apenas de estos y el regresar a zonas anteriores se hace tedioso y falto de alicientes. En Moondrop, la desarrolladora, al menos parecen conscientes de ello y podremos viajar entre checkpoints convertidos en mariposas. Por cierto, que estos puntos de guardado son propensos a fallar y no será poco habitual aparecer al volver a cargar el juego más atrás de donde pensábamos que habíamos guardado, aunque con las bufandas conseguidas como veremos si avanzamos. De ahí lo del forwardtracking, ya que nos pasaremos minutos muertos simplemente viajando a donde deberíamos estar y no estamos.
Es una lástima que el título falle en este aspecto de su jugabilidad, pero no será en el único. Degrees of Separation se juega manejando a los dos jóvenes por separado, tanto en solitario como en su modo multijugador local (con un Joy-Con por usuario). Estos siempre estarán separados por una línea con la que habremos de jugar para hacer que el escenario se hiele o se caliente a voluntad, e incluso tras un tiempo podremos usarla de plataforma o rampa gracias a una habilidad muy útil; eso sí, habrá que estar bastante juntos para poder hacerlo. Si nos separamos, la línea se desdibujará y pasaremos a la típica vista del multi a pantalla partida; en verdad es muy similar a lo que hizo en su día Dragon Ball Super Butoden en SNES (también hemos podido disfrutarlo en Nintendo Switch). Si jugamos solos, pulsar un botón valdrá para pasar a manejar al otro personaje, y siempre está la opción de ordenar al otro que nos siga. Es aquí cuando vemos que la IA hace aguas pero no solo ella. Las animaciones de Ember y Rime, que así es como se llaman los protagonistas, dejan siempre mucho que desear, como al saltar y movernos en el aire o al encaramarnos a un saliente, y es algo que propicia precisamente que haya fallos que cuesta perdonar. Nos cansaremos de ver cómo nuestro personaje no acaba de subir a donde le hemos dicho o de comprobar que, aunque se lo hayamos ordenado, nadie nos sigue porque se ha encallado en algún obstáculo a priori sencillo.
Hielo y fuego
Si en su parte jugable Degrees of Separation es irregular, en lo tocante a su componente audiovisual mucho nos tememos que pasa otro tanto. Si antes alabábamos la interpretación de su narradora, no podemos decir lo mismo de su música o efectos de sonido que, sin ser malos, no transmiten demasiado y están por acompañar más que por sobresalir. Ojo, la banda sonora tampoco desmerece, pero pasa en exceso desapercibida. Podríamos decir lo mismo de su apartado visual. Aunque ver cambiar el escenario en tiempo real entre el paraje frío y el cálido es una gozada y la transición es inmediata, lo cierto es que ni esto se ha explotado como debería ni hay la variedad deseada. Piedras, hierbas y bosque de coníferas al fondo serán la norma en un juego que, no obstante, resulta agradable a la vista.
En definitiva, un título que nos habría gustado que diera más de sí pero que en sus entre 4 y 5 horas de duración nos ofrecerán tan solo unos desafíos correctos bajo un envoltorio también sin alardes. Una muy buena idea que nunca acaba de explotar.
